sábado, 18 de diciembre de 2010

Vamos a aclarar términos

Lo primero que hay que saber es qué significan las palabras que tantas veces oímos en los medios de comunicación.
Un árabe es una persona de etnia árabe, es decir, que su cultura, lengua e historia es árabe. Pero su religión puede ser cualquiera: Islam, Cristianismo o Judaísmo.
Un musulmán es una persona que practica el Islam. Puede ser árabe o de cualquier otra etnia. “Musulmán” también puede ser el adjetivo que califica a estas personas por su condición religiosa.
“Islámico” es el adjetivo que califica a las cosas relacionadas con el Islam. Por lo tanto diremos, por ejemplo, que el arte desarrollado dentro de la cultura del Islam se llama “arte islámico” y no “arte musulmán”.
“Islamista”[1] es el adjetivo que reciben las personas, organismos y movimientos que persiguen una reforma sociocultural y política con el Islam como base. Solemos confundir este término y a menudo le adjudicamos una connotación negativa, pero no la tiene en absoluto. En la actualidad la mayoría de los grupos islamistas no están de acuerdo con la situación que viven los musulmanes, ni con los gobiernos de los países islámicos, y por ello persiguen un cambio que los haga mejorar. Esto es positivo.
¿A alguien se le ocurre algún otro término que debamos precisar?

[1] MARTÍN MUÑOZ, Gema. El Estado Árabe. Crisis de legitimidad y contestación islamista. Barcelona: Bellaterra, 1999.

viernes, 17 de diciembre de 2010

POR QUÉ ESTE BLOG

El mundo árabe está aquí, lo tenemos muy cerca. Hay países muy próximos al nuestro que comparten esta etnia, vecinos que recorren nuestras calles haciendo gala de tal cultura, tradiciones que sentimos tan propias y que tienen su raíz entre esta gente. Historias, palabras e inventos que surgieron en un entorno árabe y que hoy conviven con nosotros en lo más intrínseco de nuestro ser.
No podemos permitir que algo tan cercano nos resulte tan ajeno, porque no hay nada más peligroso que no conocer una parte de nosotros mismos. Podríamos caer en la torpeza de ignorar aquello que puede enriquecernos, o quizás, confundidos y temerosos, cometamos alguna injusticia. Si erramos al equilibrar la relación que forzosamente mantenemos con el mundo árabe probablemente desestabilicemos también nuestro propio mundo, porque los árabes forman irremediablemente parte de él.
Este es un espacio abierto que pretende dar a conocer a nuestros vecinos, un lugar en el que todos tenemos algo que decir, preguntar, ensalzar o criticar racionalmente. Me gustaría poder enseñar todo aquello que me encandila del mundo árabe, que me arrastra cada vez más a querer conocerlo en profundidad y que me causa admiración y respeto. Pero también enseñaré lo que no me gusta y todos aquellos aspectos que considero que necesitan alguna revisión.
Enseñemos, dialoguemos y aprendamos unos de otros. Y sobre todo, solucionemos juntos las carencias que cada uno de nosotros tiene.